Page 34 - Evolución e impacto de la inflación en el sector agroalimentario de España

comercial (de distribución del sector agroalimentario) ha sido capaz de absorber el mayor
incremento de precios y, de esta forma, transferir el incremento de costes al precio final,
lo que le permitiría mantener o ampliar sus márgenes de beneficios empresariales. Para
alcanzar ese objetivo se cuantifica, en el apartado cuarto, el diferencial de la evolución de
los precios, concluyendo una vez más sobre la importancia de la estructura de mercado y
el poder de fijar el precio por parte de las empresas como el principal determinante.
2.2. Causas de la inflación ¿Cómo explicarla desde la teoría?
¿Qué es la inflación? La definición de inflación es clara: un aumento continuo del nivel
general de precios en una economía durante un periodo de tiempo continuado y perma-
nente, medido por la tasa de crecimiento del IPC (Índice de Precios de Consumo).
Los economistas suelen considerar que una inflación elevada es perjudicial para la eco-
nomía. Por ejemplo, entre otras cosas, genera incertidumbre sobre la inflación futura,
desincentivando la inversión y el ahorro, provocando una pérdida de valor de la tenencia
de dinero y escasez de bienes de consumo, ya que los agentes prefieren los bienes du-
raderos debido a la preocupación de que los precios aumenten en el futuro. Los agentes
confunden los cambios en los precios nominales y los salarios con los cambios en las
variables reales que afectan a la producción, el llamado coste de menú, que significa
que es costoso cambiar los precios publicados con mayor frecuencia en un contexto de
subida de precios y la caída de la producción a través de un ajuste lento en los salarios
y los precios (rigidez de los precios) para mantener el pleno empleo, por lo que el gasto
total cae por debajo de la capacidad total de la economía causando desempleo. Sin em-
bargo, la inflación afecta sobre todo a los consumidores de bajo ingreso (los trabajadores
de renta baja) una vez que dedican la mayor parte de la renta a consumo (ahorran poco
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o nada), sin posibilidad de utilizar mecanismos financieros de defensa. En ese sentido, la
inflación funciona como un impuesto regresivo, concentrando la riqueza (Labonte y Ma-
kinen, 2008).
En cambio, podría decirse que la deflación es un problema mucho más grave que la in-
flación. Ya que aumenta el valor de la deuda en favor de los rentistas, generando quiebras
y, como se ha mencionado anteriormente, desalentando la inversión y el crecimiento
económico (Wray, 2001). Durante la crisis financiera, a partir de 2012, la zona euro expe-
rimentó un periodo de baja inflación (Ciccarelli y Osbat, 2017) debido a la disminución de
las expectativas de inflación y de los costes laborales unitarios (Lagoa, 2017). Sin embargo,
después de la crisis sanitaria de la COVID-19, la situación es contrapuesta, y Europa se
enfrenta a una de las crisis inflacionistas más graves de las últimas décadas.
En este contexto, este estudio empírico se desarrolla en torno al marco teórico de la infla-
ción, con el fin de elegir las variables pertinentes. Por esta razón, es pertinente presentar
un resumen introductorio de las teorías más utilizadas dentro de la literatura económica :
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La primera teoría que aparece para explicar el nivel de precios es la teoría cuantitativa del
dinero, explicada por primera vez por la Escuela de Salamanca en los escritos de Martín
de Azpilcueta, posiblemente debido a la acumulación de metales preciosos traídos de
América. No fue hasta David Hume cuando se formuló claramente. Los clásicos (Adam
Smith, David Ricardo y John S. Mill) y los neoclásicos (Leon Walras, Alfred Marshall y Arthur
C. Pigou) utilizaron esta teoría.
La teoría cuantitativa del dinero defiende que el valor de todas las transacciones en la
economía debe ser igual a la cantidad total de dinero en una economía multiplicada por
7 Para un estudio más detallado sobre los determinantes de la inflación, véanse: (Kibritçioğlu, 2002), (To-
tonchi, 2011) y (Vernengo, 2006).
la velocidad del dinero (la frecuencia media con la que se gasta una unidad de dinero en
todas las transacciones):
M ∞ V=P ∞ T
donde M es la cantidad de dinero, V es la velocidad del dinero, P el nivel general de precios
y T representa las transacciones agregadas (Kibritçioğlu, 2002).
Los monetaristas (Friedman, 1989) y los seguidores de su escuela de pensamiento ase-
guraban que solo la cantidad de dinero era importante, y que “la inflación es siempre y
en todas partes un fenómeno monetario que surge de una expansión más rápida de la
cantidad de dinero que de la producción total”. Si tomamos tasas de crecimiento en la
ecuación (1), llegamos a:
π≈(v-g)+m
donde π, v, g y m representan el cambio en P, V, T y M respectivamente. Además, se asume
que v es igual a 0. Suponían que la velocidad del dinero (V) es constante y que, en el corto
plazo, tanto la cantidad de dinero como el producto afectaban a la inflación, a diferencia
de en el largo plazo, que solo afecta la cantidad de dinero (g igual a 0). Podemos decir
que, a través del control de la oferta monetaria vía reservas bancarias, se puede controlar 29
la inflación en el medio/largo plazo (oferta monetaria exógena) (Friedman, 1989). Fried-
man (1948) también asegura que un déficit fiscal provoca un incremento de la cantidad
de dinero en la economía, al mismo tiempo que un superávit la reduce, explicando que
los déficits fiscales son inflacionarios.
Para Cagan (1956) la excesiva financiación de los bancos centrales a los gobiernos, a
través de la monetización del déficit, es una las causas de la inflación. El emisor de la mo-
neda obtiene un beneficio por ello. Esto se conoce como el señoreaje. Sin embargo, al
incrementar la inflación los agentes económicos reducen sus tenencias en efectivo, por
lo que la inflación puede ser vista como un impuesto inflacionario.
Después de la Gran Depresión, Keynes (1936) intenta explicar la inflación de una forma
totalmente nueva. Esta se produce cuando hay un exceso de demanda agregada sobre
la oferta agregada en el contexto de pleno empleo. A esta teoría se la llama inflación
demand-pull. Como se conoce, la demanda agregada está compuesta por consumo,
inversión y gasto público (en una economía cerrada). Un shock inesperado en la demanda
agregada conlleva un incremento de precios bajo el pleno empleo, esto crea beneficios
inesperados para las empresas mientras que los salarios se mantienen constantes. Lo an-
terior conlleva presiones inflacionarias que pueden continuar hasta que se hagan políticas
que persigan reducir la demanda (por ej. reducción del gasto público o incrementos de
impuestos) controlando la espiral de inflación.
En contraposición a la teoría demand-pull, existe la teoría de la inflación cost-push, la cual
se basa en efectos no monetarios, centrada sobre todo en los efectos de la oferta, como
los costes unitarios o el margen de negocio (Humphrey, 1998). La idea de esta teoría es
que existe una presión salarial al alza por parte de los sindicatos y presiones por parte de
los empleadores para aumentar los beneficios, incurriendo por tanto en mayores costes
de producción para las materias primas, subiendo los precios de los productos finales. El