Page 173 - El Comportamiento del Sector Agroalimentario ante la crisis del Covid 19
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Otro factor importante es la sostenibilidad el cual está integrado en la innovación del sector. En
aras de la mejora de la competitividad del tejido agroalimentario en el conjunto nacional e
internacional, el sector lleva más de una década invirtiendo en el avance tecnológico como en
la ciencia. Sin embargo, no es hasta el año 2016 cuando su tendencia es creciente
incrementando el gasto en I+D y elevando su importancia en el conjunto empresarial. Continuar
con este esfuerzo inversor en I+D como en digitalización de las empresas, supone una mejora
de la productividad que incrementará aún más el potencial del sector agroalimentario en cuanto
a su contribución en la economía española y a la creación de empleo. Por ello, como efecto de
la crisis sanitaria no se puede reducir ni interrumpir su inversión y esfuerzo en este área sino
que se ha de impulsar y aprovechar. Sobre todo las oportunidades que la digitalización y el
avance de la ciencia suponen, y que claramente se han puesto en valor durante la pandemia.
Ante el impacto sufrido por la pandemia, desde el sector se pone el acento en afrontar el reto
de la investigación y de la digitalización que permitirá mejorar la productividad, pero al mismo
tiempo su implementación también presenta retos de adaptación por parte del sector. Para que
el tejido empresarial agroalimentaria pueda aprovechar las oportunidades que se le brindan ha
de contar con personal cualificado y además tiene que estar preparado y concienciado para el
cambio. Cabe destacar la importancia de la innovación en el campo, con el objeto de mejorar el
atractivo del sector en los más jóvenes, asegurando el relevo generacional y sirviendo en
muchos casos como herramienta para la despoblación del mundo rural.
El papel del sector agroalimentario en el restablecimiento de la economía española es vital.
Durante la pandemia ha mantenido su actividad, constituye el único sector principal que ha
incrementado su producción por lo que presenta un efecto de amortiguación paliando una caída
mayor del PIB como del empleo y actuando como motor de la economía en comercio exterior,
en el que España se posiciona como una de las principales potencias exportadoras
agroalimentarias en la Comunidad Europea.
Es preciso paliar los efectos de la pandemia, se ha de volver al nivel de actividad y de empleo
que presentaba la industria agroalimentaria antes del Covid-19, lo cual se estima que sea en el
2022. No obstante, ha de hacerlo bajo la premisa de ganar estabilidad avanzando en aspectos
que mejoren las condiciones del sector. En este escenario, es preciso impulsar la calidad del
empleo, mediante la garantía de la seguridad de los trabajadores, reduciendo el nivel de paro
como la temporalidad de la contratación y el sesgo de género que presenta el sector en el
mercado laboral. Además, también requiere que se resuelvan las divergencias y diferencias
salarias (específicamente en el tejido agrario) y garantizar el contar con mano de obra cualificada
e interesada en trabajar en él para paliar la carencia de capital humano que registra. Por otro
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