GE Vernova anuncia una reestructuración en su negocio de eólica marina (Offshore) con la intención de eliminar 900 empleos, 750 de los cuales están ubicados en Europa. En España, el centro de referencia se encuentra en Barcelona, con 300 puestos dedicados al sector, del orden de la mitad de los cuales, amenazados con desaparecer.
El 16 de septiembre el Comité de Empresa Europeo fue convocado por la dirección de la empresa para presentarle el plan de reestructuración. A partir de ahí se ha abierto un periodo de información y consulta de 45 días laborales de duración, durante el cual los representantes y sindicatos tratarán de minimizar el impacto del mismo.
El plan de reestructuración se presenta en un contexto en el que el precio de la acción de GE Vernova ha subido un 75% desde que se escindió de General Electric y salió a bolsa el pasado mes de abril. En paralelo, nuevos mercados para la eólica Offshore se van abriendo en Europa y Estados Unidos, además de otras iniciativas gubernamentales que se van poniendo en marcha para facilitar la implantación de este tipo de energías. Sin ir más lejos, el consejo de ministros acaba de aprobar un RD que actualiza el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) con el que pretende acelerar la instalación de la eólica marina en España, cuyo objetivo es alcanzar los 3GW en 2030. El propio Ministerio para la Transición Ecológica hace énfasis en la capacidad en I+D con la que cuenta España, destacándose como un polo de referencia europeo.
Tras la reciente reestructuración del negocio de eólica terrestre (Onshore) llevada a cabo en 2023, se ha demostrado que la dirección de GE Vernova se "pasó de frenada" con el número de despidos. Todos los departamentos implicados acusan la falta de personal para seguir funcionando, hasta el punto de que ha sido necesario volver a contratar personal en puestos considerados críticos.
Por todo ello los sindicatos nos oponemos a esta nueva reestructuración. Pensamos que se trata de una operación financiera que pretende, por un lado, aumentar aún más el precio de la acción (lo que engordará el bonus de los altos directivos) y, por el otro, retirarse parcialmente del mercado para aumentar el precio del producto. La experiencia nos dice que si se despide a un número de trabajadores tan elevado como el que pretende la Dirección, será necesario volver a contratar tarde o temprano, con el agravante de que estos nuevos contratos ya no estarán ubicados en Europa sino en Estados Unidos. Hay que recordar que la estrategia de la actual dirección de GE Vernova también pasa por una concentración de puestos de trabajo clave en la toma de decisiones e I+D en EE.UU.
Las administraciones estatales y europeas tienen la oportunidad de reclamar a la empresa que, si necesita una mayor ayuda en la industria incrementando los precios de los PPA y las subastas para hacer el negocio rentable, GE Vernova debe comprometerse a mantener el empleo en Europa. Esta debe ser la principal exigencia de todas las administraciones públicas, incluidas las europeas, dado que la capacidad de Offshore de GE Vernova le viene, únicamente, de haber fagocitado en dudosas condiciones, a la empresa Alstom, cuyos trabajadores están radicados, fundamentalmente, en suelo europeo.
GE Vernova nació bajo el eslogan de ser una compañía con el propósito de liderar la electrificación y la implantación de energías renovables en el mundo. Podría haber puesto énfasis en sus activos industriales, en la protección del conocimiento o el desarrollo de la transición energética, pero eligió otro camino. Al igual que su antigua matriz General Electric, el único objetivo es satisfacer la voracidad de sus accionistas ofreciéndoles una alta rentabilidad en el mercado bursátil. No es casualidad que el equipo directivo al mando de la multinacional sea el mismo que lleva años aplicando planes de reestructuración que destruyen empleo y capacidad productiva en Europa. Frente a esta estrategia, los trabajadores, sus representantes y las organizaciones sindicales UGT FICA y CCOO Industria van a hacer todo lo posible para frenar y revertir esta espiral que solo lleva al enriquecimiento cortoplacista de unos pocos fondos de inversión a costa del empleo.