Las jornadas de Acción Sindical de UGT FICA que se están desarrollando en Logroño abordaron en la tarde ayer, las distintas fórmulas sindicales para facilitar la revolución digital en las empresas a través de la negociación colectiva y el diálogo social.

La jornada vespertina se inició con el debate de "Algoritmos y Nuevas Formas de Trabajo", con la secretaria confederal de UGT, Patricia Ruiz, actuando como moderadora, y con las intervenciones de la profesora de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad Carlos III de Madrid, Ana Belén Muñoz, y del responsable de Digitalización de UGT, José Varela. El debate puso el acento en la necesidad de la participación sindical para asegurar una digitalización justa, inclusiva en términos de empleo y condiciones de trabajo. De cómo seamos capaces de fortalecer el sindicato para tener voz y voto en el proceso, dependerá la salud democrática de la sociedad y la economía resultantes tras el proceso.

Además, se insistió en que, en un entorno de profundos cambios del mercado de trabajo como consecuencia de la digitalización, el Diálogo Social y la Negociación Colectiva deben tener un papel crucial e irrenunciable, lo que supone, además, la necesaria adaptación del movimiento sindical aprovechando la tecnología digital en beneficio de la acción sindical.

Posteriormente se abordó el debate de la Jornada de 32 horas, que fue moderada por la Secretaria de Acción Sindical UGT FICA La Rioja, Ana Vaquero, y contó con las intervenciones de la secretaria de Políticas Europeas de UGT, Carmen Barrera; con la propietaria de Ephimera y Restaurantes la Francachela, María Álvarez; y con el profesor asociado de Economía Aplicada Universidad de Valencia y asesor de la Secretaría Autonómica de Empleo de la Generalitat Valenciana, Joan Sanchis i Muñoz. 

Conseguir las 32 horas semanales, sin pérdida de poder adquisitivo, es uno de los grandes retos de UGT para los próximos años, ante el avance del proceso de digitalización de la economía. En el debate se insistió en que las 32 horas supondrían un gran avance social, para la mejora de la calidad de vida de las personas, la redistribución del empleo, la eficiencia energética y la lucha contra el cambio climático y, en definitiva, de mejorar las condiciones de vida de las personas.

Además se resaltó la vertiente social de su implantación al tratarse de ser una herramienta ideal para evitar el crecimiento de las desigualdades y afrontar los retos económicos inmediatos que nos va a deparar el futuro.