SOMA-FITAG-UGT reivindica la reducción de la jornada laboral a 32 horas semanales; planteamiento que hereda la tradición de las principales conquistas sindicales, de lograr la máxima de trabajar menos horas para vivir mejor, y trabajar menos para trabajar todos y todas, en un momento donde se vislumbra la necesidad de transformarse y arriesgar, principalmente en aquellas empresas que están obteniendo unos resultados positivos, que no son pocas, aunque se pretenda trasladar lo contrario.
En su momento, un año antes de la pandemia, lanzamos una propuesta para que los trabajadores de la empresa DuPont Asturias pudiesen realizar parte de su jornada laboral mediante el teletrabajo, obteniendo un rechazo frontal desde distintos ámbitos. Lamentablemente, tuvo que ser una pandemia la que demostrase la viabilidad de esta fórmula y, hoy en día, es una realidad ampliamente aceptada en muchas empresas.
Hace ya 100 años que se consiguió la jornada de 8 horas, y desde el SOMA-FITAG-UGT, planteamos la necesidad de que Asturias de un paso adelante, como ya lo ha hecho alguna comunidad autónoma, encaminado a romper el estancamiento experimentado en los últimos tiempos. Se hace necesaria, por ello, una propuesta de reducción de la jornada laboral sin disminución salarial, que debería ser abordada a través del Diálogo Social y la Negociación Colectiva, aunque implique, a su vez, cambios en la legislación nacional.
Un factor fundamental que completa y da sentido a nuestra reivindicación es la exigencia de que la reducción de jornada ha de producirse sin rebaja salarial, ya que está demostrado que la economía crece con el poder de compra de las familias, y no con los beneficios empresariales. La creación de puestos de trabajo, fruto de la reducción de jornada, y el sostenimiento de la capacidad adquisitiva, ayudarían a fortalecer el consumo interno y activar las inversiones en nuestro país.
Para el SOMA-FITAG-UGT, los efectos positivos de la reducción de jornada abarcan a diversos y muy distintos ámbitos como son la salud mental de los empleados, la reducción del consumo energético y emisiones, el aumento de la productividad, la motivación de los trabajadores, la reducción de la brecha laboral entre géneros, la mejora de las cifras de absentismo, un mayor rendimiento en las horas trabajadas, una mayor identificación de los empleados con la empresa, así como una menor rotación, y una mayor captación del talento.
Las largas jornadas y la falta de descanso físico y mental, aumentan el riesgo de accidentes laborales, por lo que una reducción de horas tendría un efecto positivo sobre la siniestralidad reduciéndola en un 15-20%; como también sería positivo el impacto directo en la huella de carbono, debido a un menor número de desplazamientos y reducción de consumos.
Así mismo, se ha comprobado que facilitar la conciliación familiar y laboral, con la reducción de jornada, hace que los profesionales se sientan más implicados en los objetivos de las empresas en las que trabajan y por ello, más comprometidos con el éxito de la organización; la reducción de la jornada laboral, en cualquier formato, representa una oportunidad de aportar mayor equidad entre las personas trabajadoras.
Facilitar la conciliación de la vida laboral, social y familiar mediante la reducción de jornada, significaría beneficios directos hacia la empresa, debido al aumento en motivación, una reducción del estrés, una mejor optimización del tiempo y horas de trabajo, así como una mejor eficacia y capacidad resolutiva, además de una mejora significativa en la planificación y ejecución de tareas, lo que aumenta la productividad. tra de las principales ventajas, vinculada a la reducción de la jornada de trabajo, se asocia al bienestar de los empleados. Al reducir la cantidad de horas que los trabajadores pasan dentro de la compañía, estos pueden conciliar de manera más eficiente su vida personal y profesional, lo que conduce a una mejora también el clima laboral, contribuyendo positivamente a alcanzar los objetivos de la empresa.
Todos estos beneficios están ampliamente contrastados en múltiples estudios de entidades y profesionales de reconocido prestigio, a nivel nacional e internacional, así como en todas las empresas y países que han implementado dicha medida. Por señalar un caso cercano y reciente, la Comunidad Valenciana, lo ha puesto en marcha en sectores con mayores posibilidades para incorporar innovación y tecnología en sus procesos productivos; e incluso ha impulsado unas ayudas de 5.500 euros por trabajador, a las empresas que implanten la jornada laboral de 32 horas semanales y mantengan salarios.
En resumen, después de más de 100 años con una jornada de 8 horas, creemos que va siendo hora de avanzar en este ámbito, y conseguir que Asturias sea pionera a la hora de reducir la jornada laboral, ya que es una ventaja competitiva y de ahorro para la compañía y es una apuesta a una mejor calidad de vida y de conciliación para los trabajadores, una apuesta para que las empresas se conviertan en ejemplo y es una apuesta del SOMA-FITAG-UGT para sectores industriales capaces de implementarla.