La Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT celebra que el consejo de ministros de hoy haya tomado en consideración la difícil situación en la que se encuentran miles de trabajadoras y trabajadores asalariados del campo como consecuencia de la sequía y de la oleada de incendios de este verano, y haya acordado por segunda vez reducir el tope de jornadas trabajadas, en este caso de 20 a 10, para poder acceder al subsidio agrario, aunque considera esta medida insuficiente.
UGT FICA entiende que se trata de una situación extraordinaria ajena a las y los trabajadores agrarios cuyas consecuencias se han traducido en la pérdida de miles de jornadas y de puestos de trabajo, precisamente, las personas trabajadoras más vulnerables del campo, además de afectar a sus expectativas laborales en las próximas campañas agrícolas. Esta situación requiere, por tanto, de medidas también extraordinarias más contundentes, como ya demandamos el mes pasado, como la supresión de las peonadas durante al menos, este y el próximo año, junto a otras medidas como la exención del pago de las cotizaciones a la Seguridad Social (el conocido como “sello agrario”), la puesta en marcha de planes extraordinarios de Ayudas a Entidades Locales para obras del Acuerdo para el Empleo y la Protección Social Agrarios, o el establecimiento de mecanismos similares a los expedientes de regulación temporal de empleo puestos en marcha durante la pandemia (ERTE ETOP), al objeto de que las personas trabajadoras afectadas puedan percibir sus salarios a través del SEPE, entre otras medidas.
Por ello, es urgente atender con un escudo social más amplio las demandas de las y los trabajadores por cuenta ajena del campo, que están viendo mermados sus salarios y sus prestaciones sociales, que evite condenar a la miseria a un colectivo de personas trabajadoras que, además, está expuesto a condiciones laborales sumamente duras.
De especial preocupación para UGT FICA es la escasez prolongada de agua, que afectaba a finales de agosto al 38,5% del territorio nacional y tendrá su reflejo en las próximas cosechas con caídas importantes en la producción. Por ello es necesario desarrollar planes de actuación con medidas destinadas a paliar el efecto de la sequía y luchar contra la desertificación. Hay que recordar que la restauración de las tierras degradadas contribuye a la mejora de las economías locales, a la creación de empleo y a mitigar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.